“Un día, un escorpión le pidió a una rana que lo ayudara a
cruzar el río, prometiendo no hacerle ningún daño, puesto que si lo hacía,
ambos morirían ahogados. La rana, tras una desconfianza inicial, accedió, subiéndolo a sus espaldas, pero
cuando están a mitad del trayecto el escorpión pica a la rana. La rana,
sorprendida por lo que acababa de suceder, le pregunta incrédula: “¿Cómo has
podido hacer algo así? Ahora moriremos los dos», ante lo que el escorpión
responde: «No he tenido elección; es mi naturaleza».
Prácticamente, el artículo, se
comenta sólo con leer, la fábula clásica que lo inspira, aunque por ponerlo en
contexto herculano, basta con recordar la entrevista en videostreaming, que se
le hizo a Quique Hernández, el pasado 15 de mayo. En ella, Quique Hernández,
pedía a la familia herculana, un (nuevo) voto de confianza, que habían
aprendido de los errores, y que no lo iban a hacer más, como si fueran niños,
que juran y perjuran, que no volverán a hacer una gamberrada, para que les
levanten el castigo…no les ha durado ni 15 días, la declaración de buenas
intenciones, y en un picotazo certero, el escorpión ya se ha encargado de
reventar el proyecto de la próxima temporada.
No es porque no vaya a venir
Carmelo del Pozo. He llegado a una edad en la que creer mesiánicamente en un
nombre, no va de ninguna de las maneras, con mi forma de actuar en esta vida.
Simplemente, es porque veo, que las actitudes, que casi nos llevan a Tercera División, esta temporada
pasada, todavía están ahí: Una guerra de egos, a ver quién impone su criterio,
sin importar, lo que realmente debería importar, que es sacar la entidad
adelante; que es devolver a la entidad, el prestigio perdido, deportivo, y
sobre todo, institucional. No me importaría estar en Tercera con una directiva
honrada, señora, que tenga respeto por lo que significa el Hércules para los
alicantinos. El balón es caprichoso, y puede entrar o no, pero no soporto ver
la reputación de la entidad por los suelos. El principal problema, en
definitiva, es que en lugar de un escorpión, tenemos dos (o tres).
Respecto a las ranas, me cuesta
mucho creer que Quique Hernández no supiera, a estas alturas, que en cualquier
momento, el escorpión le podía soltar el picotazo mortal, sobre todo, cuando lleva unos cuantos picotazos de antes. En cualquier caso, le
honra, y le reconozco, que no quiera formar parte de la enésima farsa de la
Compañía Ortiz- Ramírez, pero el papelón de vender un proyecto vacío, al resto
de ranas, que nos abonamos año tras año,
aunque cada año cuesta más, no se lo quita nadie.
Toda esta temporada, que se
avecina, es una absoluta incógnita. No sabemos, si debido a la crisis sanitaria
originada por la COVID, se permitirá el acceso de público, y en su caso, en qué
condiciones. Tampoco sé, si el cuerpo me va a permitir seguir financiando la enésima chirigota de esta directiva, que
ha conseguido que me plantee, si abonarme o no esta temporada, en caso de que
pueda hacerse, aunque ello implique castigarme yo, y castigar al Club que llevo
tatuado en mis genes, porque tengo claro que el Hércules no es Ortiz, ni
Ramírez, ni Portillo, somos la gente que lo sentimos, a la que nos duele verlo
en estas condiciones, que lo sufrimos, que lo amamos, lo respetamos y defendemos.
Macho Hércules