jueves, febrero 03, 2005

Carta a Gustavo Belmar

Ha pasado tiempo desde que anunciaste tu retirada del fútbol profesional tras el incidente en ese fatídico entrenamiento de diciembre del año pasado. Sin embargo, no podía olvidar cuanto hiciste en aquel verano de hace dos temporadas cuando, callando las voces de la gente que decía que nadie quería venir al Hércules o que su nombre no atraía tanto, viniste a firmar por el Hércules pagando por tu cuenta tu cláusula de rescisión del contrato del Novelda. Un gesto que emocionó a la afición que así te lo valoró en la presentación de ese año aplaudiéndote cuando te nombraron. Fue un aplauso sincero y emotivo por alguien que sí demostró querer venir al Hércules a pesar de todo lo que sonaba por ahí. Desconozco si te llegaste a molestar con el cambio que hubo en el club, que pasó de no querer pagarle la cláusula a fichar jugadores de renombre con el coste esperado. Sin embargo, con los Fran, Nano, Merino, Perona el mayo aplauso ,insisto, fue para ti.

Tus dos años en el Hércules son, para tu desgracia, para olvidar ya que, en ambos, las lesiones en la rodilla te apartaron del equipo antes de llegar a un tercio del campeonato. De estos dos años consta tu profesionalidad como en la temporada pasada cuando te lesionaste y, aún así, jugaste unos partidos más hasta que en la Vila, con un campo impracticable por la lluvia, te retiraste porque la rodilla dijo basta. Te dieron de baja federativa para que te prepararas esta temporada porque las lesiones de rodilla son peligrosas y era importante la recuperación. Sin embargo, la mala suerte se cebó en ti y volviste a caer. Esta vez has dicho basta porque tanta mala broma del destino es inaguantable y has decidido dejar el fútbol profesional. No lo has hecho como te hubiese gustado, estoy seguro, porque es difícil pensar que una lesión de rodilla te va a retirar. No pasarás a la historia por tu gran capacidad defensiva pero sí por una profesionalidad sin igual que ha sido, es y será algo que no se olvide por la afición necesitada de gente como tú.
ÁNIMO, GUSTAVO.