lunes, febrero 15, 2016

Botella llena o botella vacía.

Aunque es sabido que el aforismo sobre el tema del optimismo o el pesimismo tenía a un vaso por protagonista, el embotellamiento nada fructífero de los jugadores del Hércules a los del FC Barcelona B me llevan a comentar esta historia sobre estados de ánimos volátiles en un partido como el de ayer. No hay nada que objetar a la victoria visitante, tampoco a que hubiese bastado un gol, durante el embotellamiento, para  volver a “creer”.Tampoco no hay nada que objetar sobre la actuación del colegiado durante el encuentro, llevando a aficionados y jugadores locales a un estado de crispación constante... aunque luego no se pueda decir nada tras la expulsión de Robert en el minuto 55, con casi cuarenta minutos por delante.

Me sorprendió de inicio la frialdad en el terreno de juego y gradas cuando se llegaba de una victoria importante en Reus. No,no esperaba 10.000 espectadores  pero sí una buena cantidad, jugando además con el filial de uno de los dos grandes del mundo del fútbol. Todo unido a ese horario de cinco de la tarde. A veces, suelo mirar cosas en internet con el móvil durante el calentamiento al llegar pronto, mas el frío de ayer me hizo considerar que era mejor tener las manos en los guantes y bien recogidas en el abrigo. Eso lo cuento para dejar bien claro que, por una vez, quise ver con detalle esa fase del partido, ese período “pre” que, a veces, deja bien claro algunos aspectos si uno cree en lo que ve. Los instantes finales eran jugadas por bandas y lanzamientos  frontales desde la frontal y sólo vi lo que pasaría después en la segunda parte: centros desatinados, disparos sin malicia. De toda esa fase final de precalentamiento sólo vi uno o dos goles.

El encuentro se comenzaba a jugar con un elemento en contra como era el viento. Luego, llegaron algunas decisiones arbitrales que dislocaron a los jugadores. El 0-1 era imposible de parar-aunque la estatua de Chema tampoco le ayudaba- y ponía el partido difícil. Nunca estuvo cómodo el equipo blanquiazul(y menos obstinándose en esa pareja en el centro del campo) durante el partido. Para más inri, la mala suerte hizo que llegara el 0-2 antes del descanso con un golpe de mala suerte.

Con uno menos, el equipo blaugrana dio un par de pasos atrás y esperó para hacer una contra peligrosa. El equipo de Mir atosigó sin fe, sin confianza al de Gerard López. Faltó instinto asesino, se merodeó por la zona de área grande buscando el pase, intentando llegar hasta el fondo de forma innecesaria, se desaprovecharon jugadores pero, sobre todo, tiempo. Casi cuarenta minutos de achuchar sin un peligro ni una ocasión clara.A falta de diez minutos, ya el acoso era intenso a la par que desacertado. Ayer, tras el encuentro, la botella se veía más vacía que llena, la falta de confianza es mutua y en ambos sentidos: de la grada hacia los jugadores y, de éstos, hacia los aficionados, aunque no digan nada. No hay feeling alguno, comentarios críticos en cada arremetida y poco más. Dentro de dos semanas llegará el Centre d'Esports Sabadell, ya veremos cómo llegará tras el partido en Badalona pero sería triste perder la fuerza de las últimas semanas.

Apunte.
Eso sí, no estaría de más ensayar ese tipo de jugadas porque la precipitación es algo que no ayuda a lograr los objetivos. Lo que sí me parecería mal es que se buscara crear dudas artificiales e incrementarlas exponencialmente.