sábado, septiembre 27, 2014

El dilema

Fue un bombazo durante el transcurso de la Asamblea del Real Madrid. Se trataba “sólo” de aprobar las controvertidas cuentas del ejercicio 2013/14 (además del presupuesto de esta temporada) pero se mencionó la posibilidad de renombrar el estadio Santiago Bernabéu con el añadido de “Abu Dhabi”, lo que depararía para el club una suma mareante (un total de entre 450 y 500 millones de euros por veinte años).

Cual globo sonda, Florentino Pérez probó a defender una propuesta que haría más potente todavía al club madridista pero con reservas, pues le preocupa la opinión de los socios y les quiere dar voto, quizás para que las “culpas” a un hipotético “sí” se diluyan.El nombre de Santiago Bernabéu es mítico. Esa es la diferencia con el Allianz Arena de Múnich o el Emirates Stadium de Londres, estadios construidos y nombrados al instante. En España ya tenemos los ejemplos de Son Moix (Ono Stadium e Iberostar), El Sadar (Reyno de Navarra) o el recientemente bautizado Power 8 en el estadio del R.C.D. Espanyol de Cornellà-El Prat.

¿El dilema? se lo pueden imaginar: ¿cuál sería la decisión de los socios del Hércules si una empresa decidiera renombrar el estadio José Rico Pérez y ofreciera, por ejemplo, 25 millones de euros en cinco años? Todo ello en un escenario donde el estadio no fuera propiedad de su actual dueño. Está claro que en una Sociedad Anónima Deportiva, el dilema no tiene lugar sentido porque las acciones son las que definen la decisión…, pero en las redes sociales se hablaría y mucho sobre esa decisión.

Está claro que habrían grupos claros y evidentes: los que dirían que el nombre es sagrado y que no lo puede mancillar una empresa. Ya saben: el “odiado fútbol moderno”. Luego, estaría otro grupo que no sabría definirse, porque lo ético les diría una cosa (que no debe tomarse por dinero una decisión como esa, relacionada con la identidad) mientras lo práctico les indicaría que es un dinero que vendría bien (tanto si el propietario fuese el club como si estuviésemos en una situación intermedia en la que el estadio fuese de propiedad pública, por ejemplo “autonómica”), bien para el club o para el mantenimiento del estadio (que, en el caso del Rico Pérez aún está por ver si todas las mejoras realizadas en 2010 fueron efectivas y, aún así, es una instalación que precisa de revisiones periódicas de su estructura). Sobre el tercer grupo, el partidario de que “todo dinero es bien recibido”, no es necesario definirlo. No voy a negar que formo parte de este grupo dividido entre la ética y “lo práctico”. Es el dilema entre la ética y la necesidad imperiosa del maná venido del cielo. 

Apunte  Ya se va cercando el tema de la corrupción en el fútbol con el asunto del Levante UD.-Real Zaragoza de la temporada 2010/11. Un caso más grave que el de las apuestas y en el que se ha dejado entrever movimientos de cuentas de los jugadores de ambos equipos.