viernes, julio 19, 2013

Quince años (o más) de amor



Siempre que se escribe un artículo de estas características, es fácil caer en el “yo soy más herculano que tú”, tanto por parte del lector, como por el mío propio, pero vaya por delante, que en absoluto es esa mi intención, y pido mil disculpas si así es interpretado. Como buenos herculanos que somos todos los que compartimos la pasión por este club, cada año de existencia, es un motivo de alegría, y mi intención no va más allá, que la de celebrar el primero de los cumpleaños importantes de mi abono

Quizás me encuentre ante mi primer ( y tal vez el último) artículo autobiográfico. Me resulta algo extraño, la verdad, porque no me gusta ser protagonista de mis propios artículos, pero como he dicho antes, por una vez, voy a hacer una excepción, porque después de un lustro escribiendo artículos hablando de los demás, creo que me he ganado el derecho a hacerlo.

      La primera cuestión que habría que dilucidar, es si el herculano, nace, o se hace. En mi caso, nací en el seno de una familia herculana, por parte de madre; y herculana de adopción, por parte de padre, así que habida cuenta las circunstancias, me resulta bastante difícil contestar a la pregunta. Lo que sí tengo claro, es que mi familia ha jugado un papel fundamental, a la hora de transmitirme la pasión por los colores blanco y azul, que no siempre he plasmado en un abono, pero sí en horas pegada a las tertulias familiares, y carruseles deportivos. No fue hasta quince años atrás, que decidí dar el salto de hacerme socia, aunque siempre acudí a partidos aislados, sobre todo, cuando mis padres se encontraban de viaje, y yo le cogía el abono a mi padre, para ir al estadio junto a mis primos y abuelo.
     
     Quince años, cualquiera diría que son muchos, pero solamente es una minucia en comparación con los 90 años de existencia de este club, y de los muchos más que le quedan por existir, estoy segura de ello. Como una “niña bonita” que celebra su decimoquinto cumpleaños, todavía joven, pero ya rodeado de un halo de madurez, así luce este año mi abono

     Quince años de alegrías y penas, de ascensos y descensos, pero, sobre todo, de una fe inquebrantable en que, algún día, este club volverá a tener la grandeza de antaño, aunque en nuestros corazones ya sea lo más preciado. Como un ente vivo con el que compartimos comidas en familia, tertulias informáticas, o ratos de bar con los amigos.

     Quince años de lucha y compromiso, por devolver a este club donde se merece y en las condiciones que se merece, y como se suele decir en estos casos…y que cumpla muchos más. Macho Hércules