domingo, marzo 03, 2013

Gol de sentencia.




Sí, era ya el 0-2 y la derrota estaba ahí, en el marcador, hacía varios minutos. De no haberse materializado, quizás habríamos tenido alguna ocasión para sumar un mísero punto que, a estas alturas, ya no hace nada, pues estamos en la época del doble o nada. Tampoco se veía profundidad a pesar de contar con Javito, Portillo y Braulio delante. Vamos, lo normal sería que el colegiado Prieto Iglesias hubiera señalado el camino de vestuarios con el 0-1 en el marcador. Los aficionados saldrían con el desánimo de la derrota, el enfado con el colegiado que anuló el gol de Noe Pamarot, que hubiera supuesto el 1-1 y, quizás, otra visión del partido. Pero no. La gente habría salido del estadio haciendo cuentas aún (25 puntos de 42 que quedan)y esperando milagros. Algunos se han realizado y otros no. Pero llegó la jugada: balón que tiene Cabrera, no despeja, y Charles, en la presión al uruguayo, logra tocar el esférico lo suficiente para que vaya camino de gol ante la desesperación de Falcón, que, sorprendido por la jugada, no logra reaccionar en el momento en que el balón rebota en el poste y vuelve hacia las botas de Charles, que sólo tiene que tocarla ligeramente para asegurarse el gol. Una jugada tonta, desastrosa y que veremos qué efectos tiene en próximas semanas. En sí, la verdadera preocupación es que el equipo se venga abajo anímicamente cuando parecía que remontaba. El partido ante el filial merengue en la ciudad deportiva de Valdebebas nos dirá qué Hércules C.F. veremos a partir de ahora. El calendario “Tourmalet”, oficialmente, se ha acabado pero ahora comienza los partidos que valen por cuatro, los claves, los definitivos “match point”.

El partido comenzó a jugarse este miércoles pasado cuando se cayó uno de los cabezales de las torres de iluminación. Aunque no se puede decir que afectó al encuentro, la realidad es que ha trastocado la semana. No es la excusa de la derrota pero ha desviado demasiado el tema-incluso plantearse esa absurda historia de jugar con tres torres de iluminación cuando no tenía sentido- tanta historia. Creo, incluso, que ha enfriado el ánimo de la gente por muchos 6.500 espectadores que reflejara el marcador electrónico- uno se pregunta si han repasado también la estructura metálica que lo sostiene y que está ahí desde 1994-, y que se percibió en un ambiente frío como la tarde. En sí, el encuentro se basó en el control del encuentro por parte almeriense. El resultado fue una anodina primera parte sin apenas ocasiones de verdadera relevancia. Algún disparo de Carlos Calvo con cierta intención o la peligrosa presión de Charles fue de lo poco destacable. En la segunda parte, se quiso dar más profundidad con Javito, que sigue siendo de lo mejorcito de la plantilla. Ya en su primera ocasión se plantó  ante Esteban pero no logró batirlo. Sin embargo, el golpe llegó en un saque de esquina visitante: Charles materializaba el 0-1 en una jugada de estrategia en la que el esférico fue sacado en largo hasta el segundo palo, donde Marcelo Silva tocaba para desplazar el balón al primer palo, en el que estaba situado  el brasileño para hacer subir el primer gol suyo. Quique Hernández sacó a Braulio para tener más punch. En el ecuador de la segunda parte, llegó la jugada polémica, la que hubiera supuesto el 1-1 pero el colegiado lo anuló por creer que se había hecho falta a un defensa almeriense antes de llegar el balón a Pamarot. A partir de ahí, no había ideas para llegar hacia arriba. Muy poco afortunado estuvo, entre todos, un Adrián Sardinero que no logró dar el pase preciso a una de sus internadas en la segunda parte.  Y cuando se seguía porfiando con más corazón que cabeza, llegó el fallo de Cabrera que provocó que toda la desilusión por la derrota se viera agravada por una imagen dantesca que recuerda a la infausta primera vuelta.


Apunte: Malos resultados en la Liga Adelante y que complican seriamente la situación blanquiazul, independientemente de la situación económica de determinados clubes. Los próximos meses serán movidos a todos los niveles.