jueves, marzo 15, 2012

Un gigante de barro

El pasado martes se informaba por el Gobierno, a través de una pregunta escrita efectuada por la diputada del Grupo Izquierda Plural Mª Caridad García, de la deuda con Administraciones Públicas que existe en el mundo del fútbol profesional. En un entorno en el que es necesario cualquier importe económico que entre en caja, se suele recurrir a hablar sobre la deuda de los clubes con la AEAT, con la Tesorería General de la Seguridad Social como ejemplo de la escasa actitud para resolver este tema. Un importe que es considerable, sin sentido para lo que se maneja en el fútbol pero que se ha convertido en una persecución a todo el fútbol. La propia patronal(LFP) ha recalcado que buena parte de los importes comentados en la noticia han sido objeto de solicitud de aplazamiento/fraccionamiento, una opción que la legislación tributaria permite tanto para los clubes de fútbol como para empresas y ciudadanos con problemas para solventar el problema.

El problema tiene un vértice que se llama competitividad por encima de las posibilidades: los clubes, en muchos casos, se enfrascan en proyectos que sus ingresos no pueden sustentar. Una situación que, además se ve potenciada si el balón no entra en la portería y los clubes se "empeñan" por evitar el descenso en el mercado de invierno, por ejemplo. Esa competitividad que, en general, es bonita y necesaria se ve empañada por balances de equipos en los que se ven reflejados, por ejemplo, gastos de plantilla que casi triplican el potencial de ingresos y que son una bomba que acaba explotando cuando no se alcanza un determinado nivel deportivo- incluso, a veces, lográndolo-, provocando una inestabilidad que, como en el caso del Hércules C.F. y muchos equipos de la Liga Adelante-por no hablar de lo que hay en 2ªB, Tercera y categorías amateurs- acaba en una evidente situación que conduce al procedimiento concursal o peor, la desaparición. En este blog, no lo he negado, he defendido que será siempre un daño a los acreedores(y aquí podrían entrar los futbolistas de esa plantilla), en pleno proceso de negociación del convenio, provocar un descenso de categoría cuando la legislación comercial refleja una situación de cobro de las deudas determinada y en unos plazos determinados. Ello no obsta para que haya otras medidas punitivas, de las que soy partidario- por ejemplo, desde la retirada de "x" puntos hasta la obligación de determinadas inscripciones de jugadores no profesionales durante el período de procedimiento concursal- que ya sean motivadoras para no recurrir a esta opción.

Más abajo del vértice se encuentra la situación de los ingresos televisivos que, en el caso de Mediapro, están metiendo a varios clubes en problemas debido a que no cobran lo firmado en los contratos por derechos de retransmisión. Pero es que el caso es que su opositora, Canal +(Sogecable) no es que esté mejor para todo el importe que se mueve-en un equipo medio, la televisión puede suponer una buena parte de los ingresos-; quiere la LFP quitar el partido en abierto pero eso no aliviaría tanto la situación por mucho que los clubes la conviertan en la panacea(ya hicieron eso con las SAD, que iban a mejorar la gestión de los clubes, bla,bla,bla).

Afortunadamente, parece que desde la LFP, bajo la presión de la UEFA, ha aceptado ese fair-play financiero que busca tanto un equilibrio económico como deportivo. En otras palabras, le aportará cordura con unos criterios que los clubes deberán seguir desde ya; eso es así porque se tiene pensado poner el procedimiento sancionador en la temporada 2014/15. ¿Qué quedan dos años? Sí, pero va a ser hora de comenzar a tomarse las cosas en serio para evitar que en 2014 sea una escabechina. En suma, será el momento de mirar hacia abajo y sacar jugadores de las canteras y rezar para que salga ese mirlo blanco que saque a los equipos de la situación en la que se encuentran y les permitan ambicionar algo más en lo deportivo.

Apunte. Eso sí, habrá que verles pasar la prueba de fuego: descender a un histórico desde 1ª a 2ªB. Ya en 1995 quedaron en evidencia ante las manifestaciones de Sevilla y Vigo.