Cuando el once de Esteban Vigo pise el verde tapete del estadio de Cornellà-El Prat, el Hércules C.F. habrá pisado el segundo domicilio "periquito" en su historia ya que el exilio forzado deportivo comenzaba con el descenso herculano a Segunda y la venta del viejo estadio de Sarrià, ambos hechos en 1997, y éste terminaba para los herculanos en Irún mientras que, para los locales, fue un año antes tras doce temporadas en el Olímpico "Lluis Companys". En suma, que el Hércules no se acercó por la montaña mágica ni para jugar en Copa del Rey ni nada. Por tanto, la historia del club alicantino, en sus encuentros contra el RCD Espanyol, está sujeta a sus presencias en el viejo estadio de la avenida de Sarrià, lindando con la Diagonal. Hasta en 20 ocasiones han disputado - veintitrés oficiales si sumáramos los tres partidos de Copa del Rey en sus diferentes denominaciones- partidos de competición liguera y con un bagaje escaso para el herculanismo: 14 derrotas, 4 empates y 2 victorias. Al igual que he hecho en otras ocasiones, mencionaré los resultados positivos, sin olvidar hechos como el debut herculano de Pascual Luna Parra en Sarrià en la temporada 1980/81.
Temporada 1939/40: El Hércules lograba empatar a tres tras ir perdiendo 3-1 a poco de comenzar la segunda parte. Tatono en la primera parte, apocada como decían las crónicas, y Vilanova junto a Adrover,en la segunda, igualaron una contienda que tenía los visos de no acabar bien. En la segunda jornada de liga, la preocupación por la tabla no había y más si se había vencido en la primera jornada ante el Racing de Santander.
Temporada 40/41: La primera victoria a domicilio llegó a finales de noviembre. El resultado de 1-2 fue merecido según crónicas. Donde el Hércules había jugado y tuteado al conjunto condal hasta el punto de colocarse dos veces por delante, siendo la última vez definitiva. Aparicio aprovechaba el rebote ocasionado por la traba del defensor Trías a López Herranz para marcar el 0-1; en la segunda parte, Adrover marcaba el 1-2 seis minutos después del empate. Como anécdota, Pérez acabó el partido lesionado en un encontronazo con Chas.
Temporada 1979/80: Cuatro décadas y diez derrotas consecutivas en Sarrià tuvieron que pasar para sumar un positivo en esa temporada y bien pudo acabar en derrota. El partido que ambos disputaron no pasaría a la historia precisamente. El juego fue más propio de dos equipos que estaban pugnando por salir de puestos de descenso y donde las ausencias locales debilitaban más al conjunto blanquiazul(el Hércules vestía de rojo y pantalón negro).
Temporada 81/82: El Hércules C.F., con gol de Müller se agarraba a la vida que, por entonces, era el equipo de Maguregui que, en aquella jornada, estuvo en un tris de ser cesado por un resultado que hablaba a las crisis deportiva , azuzada por esa sensación de derrota que era injusta. Los alicantinos vencieron aprovechando su ocasión mientras Sala salvaba de la derrota y, con el 0-1, del empate ante la desesperación rival.
Temporada 84/85: Empate a dos que supo a poco tras colocarse 0-2 antes de los primeros veinte minutos de juego por obra de Latorre y arte de Reces que cedió el primer tanto y marcó el segundo para desquitarse de su fallo inicial. Orejuela y Márquez colocaron el marcador en el 2-2 definitivo que, al final, acabó contentando a unos y a otros.
Temporada 93/94: El Hércules sumó un punto de Sarrià y seguía cerca de los puestos de ascenso a primera. No marcó Vorkapic, que llevaba tres semanas consecutivas marcando, pero sí lo hizo Zafra a falta de diez minutos del final del partido. El Espanyol, que se adelantó en la primera parte no vio peligrar la victoria y buscó controlar el partido pero, ni una cosa ni otra, pues al final lo perdió haciéndose el Hércules merecedor del empate por empuje.
Apunte.La selección española perdió por 4-0 en Portugal como si fuera una selección más, como las que están luchando por una plaza europea sin esperanza alguna, vamos, como Escocia, por ejemplo. Eso fue justo el día en que la LFP aprobó ser la versión hispana de la liga escocesa con dos grandes y el resto distanciado abismalmente.
