viernes, junio 25, 2010

El cielo se hizo esperar...pero finalmente apareció.¡Felicidades campeones!

La campaña de abonos del Hércules esta temporada, llevaba por lema “El cielo no puede esperar”...y vaya si no se hizo esperar... un poco menos de emoción no habría estado mal, la verdad.



A unas pocas horas para que el día de lunes toque a su fin, todavía estoy en una nube. Por increíble que parezca, en el pub de debajo de mi casa suena el himno el Hércules y, minutos antes de la mascletà, también lo hizo el “a primera oé” amenizando la espera. Son ecos de un acontecimiento histórico, que curiosamente se viene repitiendo de maneras más o menos regular cada década.



El pitido final que, paradójicamente, marcaba el inicio de una nueva etapa para el Hércules, tuvo un efecto liberador en cada uno de los herculanos que, vieran donde vieran el partido, estallaron de alegría al ver de nuevo al Hércules en la máxima categoría del fútbol. Miles de sentimientos se agolparon en la mente de todos y cada uno de nosotros, al ver a Portillo empujar el balón hacia la red.. El recuerdo de tantos sinsabores, el recuerdo de temporadas pasadas, la alegría del momento presente, y futuro. Todos teníamos la sensación, de que el pasado sábado el Hércules se jugaba algo más que un acenso.



La jornada fue la tormenta perfecta. El día en que el Hércules rompió todos sus maleficios: la camiseta amarilla, los partidos fuera de casa, los palos en esta ocasión, fueron para otros, y el gol en propia meta favoreció los intereses herculanos. No será el mejor partido que hayan jugado fuera de casa, pero no fallaron y eso es lo importante, tres partidos han ganado fuera de casa, y el tercero valió un ansiado ascenso.



Son momentos de alegría, son momentos para disfrutar, y son momentos para dedicar a todos y cada uno de los que lo han hecho posible, de los que estuvieron al lado del equipo en los malos momentos, de los que no pudieron estar pero les habría gustado. Son momentos de seguir soñando, de pensar que esto no va a detener aquí. Los límites se los pone uno mismo. El Hércules es de primera, Alicante es de primera. ¡MACHO HÉRCULES!