domingo, mayo 03, 2009

Un empate y gracias

No se puede negar la evidencia: un punto que sirve para no perder la cabeza y que pudo ser ninguno mas nunca sería tres. No ha sido un partido bonito sino efecto de un sol imponente que dejó a más de uno tocado físicamente...y anímicamente. El empate tuvo un aspecto positivo como fue la capacidad de reaccionar tras el golpe visitante, pues los empates llegaron a los pocos minutos de recibir el gol que ponía por delante a los catalanes. Por el contrario, dejó ciertas dudas que iban creciendo con el paso del tiempo: una zaga que no se encontraba con la presencia de Rodri cuando todos esperaban a César Martín- la próxima semana volverán Ruz, Sergio Fernández y, posiblemente, Dani Bautista-, que iban a más en el centro del campo con un Fernando Sales que sólo pudo crear peligro en esos minutos que volvió a su banda natural después de comenzar por la izquierda- el equipo ha pasado de la "Tote-dependencia" a la "Sendoa-dependencia"- mientras que Farinós no le salía lo que intentaba. Tras varias semanas, Mandiá dejaba unos de los "nueve" para colocar a Fernando Morán. A mediados de la segunda parte, un triple cambio tras recibir el 1-2 colocaba una nueva disposición pues Tuni, por muy irregular que sea, es un zurdo nato mientras Taborda demostraba que casi, lo mejor, era haber mantenido a Delibasic...aunque reconozco que es fácil escribirlo sabiendo el resultado.

El Nàstic salió con pretensiones para ganar desde el principio, tuvo sus ocasiones más por insistencia que por otra cosa mientras que no había fluidez entre el centro del campo y la delantera herculana. El primer peligro herculano llegaba de un disparo de Sales que, sin ángulo, no pudo enviar el balón dentro de las redes catalanas. Cuando parecía que el ritmo del juego se inclinaba hacia la portería del Nàstic llegó una jugada que pudo ser decisiva: una falta que casi todo el mundo, por temor, ya veía dentro y con expulsión de Expósito mas Pérez Riverol no quiso profundizar las dudas y pitaba la falta al borde del área. Poco después llegó el 0-1 en un disparo desde la frontal que dejó fría a la gente, conocedora de lo importante que sería la victoria. Fernando Morán no permitió dudas y, antes del descanso, marcaba de vaselina el empate. Las dudas estaban en la zaga con tres jugadores con amonestación. En la segunda parte se quería rematar la faena pero el enésimo despiste de la zaga volvió a permitir a los catalanes disparar desde la frontal y colocar el 1-2; en ese instante, Mandiá hizo los tres cambios quizás con la intención de aprovechar los saques de esquina con Taborda, el movimiento de Rubén Navarro y Tuni. De una jugada de Taborda que enviaba a banda izquierda, Tuni alcanza el balón,cuando los maledicientes esperaban que se iba a ir fuera, y centraba al área para que Tote materialice el empate cuando faltaba media hora aún para el final del partido. De ahí al final apenas hubo ocasiones trenzadas sino motivadas de fallos salvo los instantes iniciales de un Tuni que quiso mostrar que merecía ser titular...pero que tampoco tiene "gol" pues sus pocas ocasiones acabaron en los guantes del cancerbero visitante. El juego se rompió. Las jugadas herculanas de peligro se generaban más por corazón y ansiedad por marcar el 3-2 que por jugadas milimétricas de partidos anteriores en casa; por parte catalana, los sustitutos crearon su peligro esperado aunque el gol lo tuvo Jose Mari pero el balón se iba fuera. Con el 2-2 urge la victoria en Eibar, más si cabe si se piensa en que el Real Zaragoza, previsiblemente, gane en Huesca porque se ha desaprovechado un momento bueno para tener al Tenerife a tiro cuando se juegue el encuentro de dentro de dos semanas.

Apunte La derrota del Girona CF en la Ciudad deportiva del Sevilla Athco va a colocar a los catalanes en un muy serio problema; con la visita del Xerez a tierras catalanas y unos resultados determinados como la victoria del Deportivo Alavés al CD Castellón los pondrían a cuatro puntos de la permanencia y,repito, a falta del partido ante el líder de la categoría dentro de siete días. Sólo la vergüenza ajena puede evitar el ridículo.