viernes, marzo 13, 2009

Cantos de sirena

Cuenta Homero en su Odisea que, Ulises, advertido de los embaucadores efectos de los cantos de las Sirenas, mandó a su tripulación que taponaran sus oídos con cera para que no los escucharan y sucumbieran a sus encantos. Como a él le corroía la curiosidad, también ordenó a su tripulación que le ataran a un mástil y que, por mucho que le vieran revolverse, no le soltaran por nada del mundo. Ulises, como todos los héroes de las historias, está claro que eligió la opción más complicada pero es que, de no haberlo hecho, sinceramente, no habría libro.
Después de su flamante (aunque algo agridulce a mi modo de ver) empate en Zaragoza, el Hércules debería hacer como Ulises: atarse al banderín de córner más cercano, y por mucho que rechine ordenar a sus subalternos que no le suelten por nada del mundo, ya que es algo imposible taponarse los oídos con cera para no escuchar las alabanzas que de todas partes le dedican (tendrían que ir todo el día taponados, y eso es muy incómodo) y que, una vez pasados “los ochomiles”, corren el peligro de convertirse en una fuente de relajación en nada deseable.
También la afición deberíamos hacer lo mismo, sin dar nada por hecho puesto que aún quedan muchos partidos, animando y llevando en volandas al equipo jornada a jornada hasta la Ítaca soñada. Es una lucha interna que no cesa, porque es muy difícil mantener los pies en el suelo cuando las cosas están yendo como van..
Nuevos retos han de superar los viajeros hasta llegar a su destino, el más cercano el domingo que viene ante el R. Murcia cuando habrán de enfrentarse a un equipo que ha conseguido recuperarse de su mal inicio liguero, a sus propios miedos ...y al temible Canal Plus bajo cuya retransmisiones todavía no conoce la victoria. (Permítanme el inciso..¿no tienen la sensación, ante el masacreo televisivo de que está siendo objeto este club, de que el partido R. Zaragoza – Hércules era más digno de haber sido televisado, que cualquiera otros que sí lo han sido?) En cualquier caso, ahora más que nunca la grada debe ser ese jugador número doce.