jueves, mayo 29, 2008

De nuevo...la dichosa cláusula.

Dichas cláusulas tenían un funcionamiento evidente: llegaba el futbolista a una cifra de partidos y la renovación era automática. Era un acuerdo en el centro de las negociaciones entre el contrato de poca duración(el club) y el de media o larga duración( de tres años en adelante) y en el que ambas partes confluían para la firma del contrato. El jugador se podría asegurar un buen tiempo de permanencia en un club- que, por cierto, en algunas ocasiones, es una burla pues, cuando las cosas van bien, no duda el jugador en “dar el salto”- mientras que el club no se comprometía más si el jugador no cumplía de forma objetiva con su rendimiento. Si los contratos de los futbolistas(y demás deportistas “de equipo”) destacan por encima de la de otros trabajadores es por esta cláusula(quizás más en desuso últimamente) y la de rescisión, que permite que los jugadores rompan de forma unilateral un contrato a través del pago de una jugosa indemnización para el club.

En el Hércules ya se han vivido episodios a tener en cuenta: el más recordado en su tiempo fue el de Azuaga, separado del once herculano en la exitosa 1992/93 en los últimos encuentros para así no renovar. Pasó el tiempo hasta que la temporada se volvió a vivir la experiencia con el “tema Redondo”.El lateral derecho renunció al derecho que le otorgaría un año más en el Hércules gracias a dicha cláusula por el hecho de poder jugar lo que quedaba de temporada. La amenaza de no jugar fue suficiente(ya jugando le costó fichar por otro equipo en la 2007/08, imagínense si hubiese estado dos- tres meses sin jugar) para el jugador, que acabó acatando la perdida de su derecho de renovación automática. Un año después se repite la historia. El propio Ismael aceptaba ante la prensa que no quería obligar a Goikoetxea a tomar alguna decisión complicada tras anunciarse que el peligro de destitución para el técnico podría pasar por alinear al jugador ante el Sevilla B.Para ello renunciaría a dicha cláusula. Tanto Sendoa como Ismael saben que esta actuación no es en detrimento de ellos como profesionales-al menos, en el caso del vasco se sabe del interés por renovarlo-, pero sí de forma económica pues la intención es negociar a la baja como al resto de profesionales de la plantilla. Ante el enésimo capítulo, se vuelve a usar esta cláusula como arma arrojadiza ante el jugador. Comprendiendo al club en su necesidad de reducir gastos, usar semejante treta para no renovar a un jugador debe terminar cuanto antes. Siendo de la línea de que todo contrato se debe cumplir, es errónea esta condición y bueno sería que no volviese a aparecer pues obliga a unos a interferir en el área deportiva y a otros a renunciar a un derecho firmado. Otro aspecto será la cumplimentación de los futuros contratos con la promesa del club de apostar por los objetivos colectivos como referente, pues no sería bueno que los objetivos fuesen individuales ya que potencian los defectos de un “equipo” en vez de buscar que la plantilla se una para alcanzar los objetivos.

Apunte El Xerez es un club raro. Hace unos años era un equipo que se desfondaba cuanto más cerca veía la Primera División; en esta ocasión, el giro ha sido de 180º y el equipo remonta al ver cerca la 2ªB. Para acentuar esta afirmación que algunos dirán “de Perogrullo”, el equipo va a hacer una huelga “a la japonesa” para protestar el impago de sus emolumentos. Esta medida está lejos de la que hizo el propio Levante.