martes, febrero 06, 2007

Bajar los brazos(Adiós, Galindo)

Un año de interés, seis meses en Alicante y adiós. Un triste resumen de la corta estancia de Aaron Galindo en el Hércules. Fue un interés surgido en los momentos turbios de las relaciones Ortiz-Roig, dentro de la guerra que se avecinaba por los fichajes del mercado invernal. La primera constancia del interés por el internacional mejicano llegaba a principios de diciembre del 2005. Apuesta de Valentín Botella y Juanjo Rodri, los meses hasta llegar junio fueron una constante disputa para poder salir del Cruz Azul, donde cumplía una sanción que le había impedido jugar en competición oficial desde que dio positivo en la Copa Confederación- edición del 2005-. En Julio llegó el momento de su presentación. Se logró con gran esfuerzo la incorporación del mejicano. El propio Juanjo Rodri hablaba de que era su última aportación al club antes de marchar del Hércules, enemistado con el "hijo pródigo" Subirats. Pero todo ha quedado en balde. Seis meses después de su llegada a Alicante, se vuelve por donde vino, con la sensación de haber fracasado en su primera aventura europea.

Hay una cosa que es cierta. Desde el principio iba a tener problemas para lograr la titularidad porque la pareja de centrales estaba ya definida de antemano: Sergio era el gran capitán y de los jugadores más regulares mientras Schiavi era un jugador con una gran experiencia. Era, por tanto, el tercer central de la plantilla, incluso por delante de Urbano y debía de aprovechar sus ocasiones en los momentos de ausencia de los centrales titulares. En la pretemporada el mister le achacó una falta de fuerza y contundencia para ejercer de central. Una lesión de Sergio le abrió las puertas de la titularidad y que éste disfrutó durante cinco semanas consecutivas, los 450 minutos que ha disputado Galindo en Segunda. El cese de Bordalás y la llegada de Josu Uribe le cambió la vida. Sólo un encuentro ante el Real Zaragoza en la Copa del Rey fue suficiente para que el técnico asturiano dejase de contar con él y apostar por Urbano como tercer central. Ahí ya dejó constancia de que las puertas podrían estar abiertas a su marcha. Siempre había una pequeña esperanza: el flamante nuevo seleccionador mejicano confirmaba su interés por contar con Galindo pero, si no jugaba, era difícil contar con él. Era la penúltima oportunidad para que el central mejicano se viera motivado por el premio de la internacionalidad si lograba jugar pero no fue así. Uribe ya había decidido que el central asturiano Urbano fuera el tercer central, el que supliera alguna de las dos plazas. Y digo penúltima porque la oportunidad final la tuvo cuando Schiavi era traspasado al Gremio de Porto Alegre. Pero todo ya estaba decantado para el mejicano: el técnico no contaba con él y Subirats buscó un central, fichando a un desconocido Líder Marmol. El nombre, el hecho de ser internacional de pasado y futuro en la selección azteca se quedaban en nada por el escaso interés del mejicano en querer recuperar la titularidad de su puesto de central. El tiempo dirá si ha sido un acierto o un fallo liberarlo de su contrato pero lo que está claro es que, además de la aclimatación le faltó la motivación para luchar por la titularidad. Desconozco si en su llegada estaba seguro de su presencia habitual en el once inicial pero bajó los brazos demasiado pronto, a diferencia de sus compañeros Sergio y Urbano, más cercanos en su idea de luchar por la titularidad bajo las premisas de regularidad, esfuerzo diario y no dejar perder ninguna oportunidad.

Apunte Como siempre que se trata de la violencia en los estadios se recurre a soluciones sin sentido común. Jugar a puerta cerrada no hará nada, la violencia seguirá ahí, latente pero con brotes deplorables como los acontecidos en Sicilia. Lo triste es que todo empieza desde pequeños cuando se ha de enseñar los principales valores de respeto y tolerancia para que queden bien impresos en las infantiles almas de los futuros aficionados...y personas