domingo, octubre 31, 2004

El marcador


El domingo pasado un hecho sorprendió a todos los asistentes al Hércules - Novelda. Un marcador manual hecho por dos aficionados y que permitió a los aficionados saber el resultado que se estaba dando. El tema tenía un punto de crítica por la situación que sufren los aficionados al fútbol en esta ciudad. La inexistencia de marcador es grave pero no importante para un estadio al que la desidia está "matando". Es uno de tantos ejemplos de cómo el Ayuntamiento, propietario del estadio, no ejerce como tal. Los accesos, un informe de una revista de consumo que nos ponía entre los estadios más deficientes en temas de seguridad, unas goteras, unos aseos que no superarían ningún examen de Sanidad son algunos ejemplos. Esta dejadez afecta a la seguridad del aficionado como lo demuestra una denuncia de que una de las varillas que sostienen la base de uno de los focos del estadio está suelta, produciendo inestabilidad, o ese día cuando los bomberos acotaron el fondo sur por un problema de una banda metálica de publicidad del marcador a punto de caer. Desde el Consistorio se demuestra, día a día, que no se cuida como se merece un estadio que fue orgullo para la ciudad durante ese 1982 mundialista. Independientemente, de la labor del club que juega en el estadio, vemos ejemplos dignos de cómo se puede devolver el orgullo a la ciudad: Riazor, La Rosaleda o El Madrigal lucen mejor aspecto y cuidado. Sin embargo, desde la alcaldía se ve que la mejor solución es construir otro estadio, con unos costes mucho más elevados que reformar un estadio con 30 años- San Mamés tiene 84-y en un emplazamiento que haría gran daño al club. Todo por el sueño olímpico de Madrid 2012-es decir, construir un campo para tres partidos por unos 30 millones de euros- y luego, se supone, jugaría el Hércules porque si no, estaríamos hablando en los mismos conceptos que el miércoles. Un perito debería valorar el coste de arreglar el estadio y casi por una décima parte de lo que costaría construir uno, tendríamos un estadio arreglado y en condiciones para aguantar otros treinta años... pero, para eso, hace más falta que un alcalde se sienta herculano o, al menos, un aficionado al fútbol al 100%, que le importe más el Rico Pérez que cualquier supuesto negocio inmobiliario en una zona jugosa. El marcador es la "gota que colma el vaso". El ejemplo palmario para los dirigentes que vienen de fuera del desprestigio que el Ayuntamiento quiere para este estadio al que le han puesto fecha de caducidad y preparado el certificado de " defunción" para el 2011... si es que llega.

La crónica del Levante B-Hércules en miequipo.com